viernes, 30 de noviembre de 2007



FIN DE LA ATADURA GEOGRÁFICA

Algunos afirman que el mayor sueño del hombre es viajar, conocer el mundo. Sin embargo, no desde siempre se pensó así. El ferrocarril fue protagonista de este cambio de mentalidad.

Oda a los Trenes del Sur

(Fragmento)

“Yo voy contigo,

Tren, trepidante,

Tren de la frontera:

Voy a Renaico,

Espérame,

Tengo que comprar lana en Collipulli,

Espérame que tengo

Que descender en Quepe,

En Loncoche, en Osorno,

Buscar piñones, telas,

Recién tejidas, con olor

A oveja y lluvia…

Corre, tren, oruga, susurro,

Animalita longitudinal

Entre las hojas

Frías y la tierra fragante,

Corre con taciturnos

Hombres de negra manta,

Con monturas,

Con silenciosos sacos

De papas de las islas,

Con la madera del alerce rojo,

Del oloroso coigüe,

Del roble sempiterno”.

Pablo Neruda

Un Hombre Estático

Durante La Edad Moderna el hombre se caracterizaba por permanecer a lo largo de su vida en un mismo lugar. Por lo general, donde se nacía, se moría.

En los grupos familiares tradicionales las personas se casaban con sus parientes, las familias vivían juntas en grandes casas y no se concebía apartase mucho del lugar de nacimiento. La ciudad natal, por lo tanto, se convertía en el único espacio donde se conocían personas.



Aventureros

La excepción a lo antes dicho, podrían ser los conquistadores y sus respectivas tripulaciones. A pesar de que estos hombres aventureros sí lograban salir de sus tierras en busca de otros horizontes, aún así lo hacían con el afán de establecerse en un nuevo lugar y no con el deseo de ir y volver.



Un Hombre Dinámico

La Época Contemporánea marcó un cambio significativo en cuanto a la visión que el hombre tenía de sí mismo. Paso de verse como un ser estático, conformista con el lugar donde le tocó vivir a ser un hombre dinámico, que tenía negocios en distintos lugares, que buscaba por sí mismo nuevas oportunidades, que salía de visita, a divertirse, a educarse.

Este cambio se produjo por la invención de un nuevo sistema de transporte: El Ferrocarril.

De acuerdo al artículo “El Ferrocarril y su Mundo”, publicado en la revista Patrimonio Cultural año 2001 de Cristián Gazmurri, profesor del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile; “El ferrocarril fue el primer instrumento que permitió el viaje frecuente, seguro y habitual por tierra”. ¡Y es verdad! Antes del ferrocarril las personas no se podían movilizar libremente, ya que los medios de transporte existentes no eran los óptimos para realizar viajes pequeños pero cómodos. Mediante caballos no se podían recorrer grandes distancias, las carretas eran incómodas, los barcos eran lentos, cubrían sólo trayectos grandes y dependían de muchos factores, tales como el viento y la marea.

Por lo tanto, el ferrocarril se convirtió en la principal opción de todas aquellas personas que cambiaron la visión del hombre estático.



En Europa… pero también en Chile

De acuerdo al artículo “Los Ramales Ferroviarios en Chile: Auge y Agonía” escrito por Ian Thomson Newman (desde 1986 a 1995 fue Presidente de la Asociación Chilena de Conservación del Patrimonio Ferroviario, hasta el año 2005 se desempeñó como economista de transporte para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, además escribió los libros “Historia del Ferrocarril en Chile” y “Red Norte: La Historia de los Ferrocarriles del Norte Chileno”) destaca que en la época dorada del salitre, los ingresos económicos que se generaron en el norte de Chile se invirtieron en la construcción de redes ferroviarias para el centro y el sur del país. Lo que buscaban las autoridades era fomentar la producción de la agricultura y la ganadería en aquellas zonas. De esta manera, la mayor parte de la población que residía principalmente en Santiago y Valparaíso (un millón y doscientos mil habitantes respectivamente, cifras del libro “Empresa de Ferrocarriles del Estado, Ferrocarriles de Chile: Historia y Organización, de Emilio Vasallo Rojas y Carlos Matus Gutiérrez) se vio en la necesidad de trabajar en zonas alejadas de la capital. El gran centro productivo y laboral fue el norte salitrero, pero también la zona sur del país adquirió importancia al transformarse en un gran centro productivo. En consecuencia, muchos de los trabajadores tuvieron que trasladarse en busca de nuevas oportunidades laborales. No obstante, Ferrocarriles del Estado dispuso tarifas rebajadas para que estas personas pudiesen visitar a sus familias regularmente.

Así, la población chilena debió transformarse.

La población del sur de Chile también sufrió cambios. A pesar de que las familias se desarrollaron en las áreas de la agronomía y la ganadería, las personas no se limitaron sólo a eso. Se instaló la “Cultura del Viajero” y aprovechando el buen momento económico nacional, las personas salieron de vacaciones, conocieron el país, visitaron a sus familiares, entre otras cosas.

Para favorecer la recreación, la cultura y la educación, Ferrocarriles del Estado vendía boletos a mitad de precio a las compañías de teatro que recorrían el país, a estudiantes y académicos que fueran a congresos y seminarios y a familias numerosas que viajaban en ferrocarril durante las vacaciones de verano e invierno.

En síntesis, el ferrocarril destacó tanto en Chile como en el mundo al convertirse en un medio que revolucionó el transporte y las comunicaciones… pero también contribuyó al cambio de mentalidad humana que dividió la Época Moderna de la Contemporánea. Este cambió se caracterizó por los deseos del hombre de viajar, posibilidad que le brindaba el ferrocarril. Claramente este podría ser el inicio del turismo.



1 comentario:

Raquel dijo...

Muy interesante gracias por darnos una idea sobre esto