viernes, 30 de noviembre de 2007


EL FERROCARRIL COMO COMUNICADOR

El ferrocarril, aparte de ser el invento más importante de la época en cuanto a transportes, también se convirtió en un epicentro comunicativo.

Tren al Sur

Siete y media en la mañana
mi asiento toca a la ventana
Estación Central segundo carro
del ferrocarril que me llevara al sur

Y ya estos fierros van andando
y mi corazón está saltando
porque me llevan a las tierras
donde al fin podré de nuevo
respirar
adentro y hondo
alegrías del corazón

Y no me digas pobre
por ir viajando aquí
no ves que estoy contento
no ves que voy feliz.

Los Prisioneros

Dentro del Vagón

Los ferrocarriles chilenos eran los únicos de América que poseían tarifas para tres tipos de pasajeros (clase alta, media y baja). Esto provocó que la mayoría de la población tuviera oportunidad de viajar en este medio de transporte. Los viajes en ese entonces eran mucho más lentos comparados con los actuales automóviles, aviones y buses (los que revolucionaron el traslado de pasajeros por su rapidez y comodidad), por lo que la población pasaba un tiempo importante en los vagones del tren.

En el libro “Empresa de Ferrocarriles del Estado, Ferrocarriles de Chile: Historia y Organización” de Emilio Vassallo Rojas y Carlos Matus Gutiérrez se destaca la comodidad de los vagones de los trenes, los que estaban especialmente habilitados con coches salones, comedores, dormitorios, salas de juegos, entre otros, por lo que viajar en este transporte propiciaba la conversación y la interacción entre las personas, al encontrarse en un ambiente grato.



Las Estaciones

Las estaciones de trenes fueron el centro de reunión social por excelencia. La gente iba allí a comprar víveres, a recibir su correspondencia y principalmente a conversar. Las noticias se transmitían en forma de rumores.

Hernán Rivera Letelier, en su obra “Los Trenes se van al Purgatorio” relata que en muchos pueblos, el acontecimiento principal era la llegada del tren. Que la gente incluso asistía a la estación aún cuando no fuese a viajar. A la estación se iba sólo por el placer y la admiración que provocaba ver pasar el tren, los rostros asomándose por la ventana, los viajeros que esperaban por el ferrocarril. En estos pueblos, principalmente salitreros, el tren era como un cronómetro. Cuando llegó el ferrocarril, el pueblo comenzó a funcionar… cuando el ferrocarril dejó de pasar, el pueblo fue muriendo.

En la actualidad las estaciones se siguen considerando centro de atracción social. Por ejemplo, cada año en conmemoración a la primera locomotora chilena, se celebra una ceremonia en la estación Copiapó donde se recrean los principales hitos que marcaron esta época. Colegios, instituciones públicas y ciudadanos reconocidos preparaban estos actos para que la población pudiese recordar (y conocer, en el caso de niños pequeños o extranjeros) la historia del ferrocarril que marcó un hito en el transporte nacional.


Iniciativas Propulsadas por la Empresa de Ferrocarriles del Estado

La Empresa de Ferrocarriles del Estado, como lo señala el texto de Emilio Vassallo Rojas y Carlos Matus Gutiérrez, en su afán de convertir al ferrocarril en no sólo un instrumento de transporte de mercancías y pasajeros, sino que también en un vehículo que fomentara la cultura y la educación, dispuso de tarifas rebajadas (a mitad de precio) para aquellos grupos que viajaran por el país siendo parte de compañías de teatro, de danza, grupos religiosos, políticos emergentes, profesores, alumnos, entre otros.

En este mismo ámbito, también Ferrocarriles del Estado incentivó las actividades deportivas. Alrededor de 1960, en todos los talleres de la maestranza de San Bernardo existían equipos de ajedrez, básquetbol, pin-pong, rayuela y fútbol. El club de fútbol “Maestranza Central” (de San Bernardo) adquirió prestigio internacional por su destacado rendimiento deportivo. La ajedrecista Berna Carrasco (trabajadora de la maestranza) obtuvo el primer lugar en el Campeonato Sudamericano de Ajedrez en 1930 y el tercero a nivel mundial. También en esta época se construyó el Gimnasio Ferroviario (ubicado en la calle Manuel Bulnes).

Los obreros, aparte de trabajar en los ferrocarriles, eran ampliamente solicitados para animar fiestas y tocar música. Así, el “Orfeón Ferroviario” era ampliamente conocido en la capital de nuestro país.

En una entrevista titulada “Vida, fulgor y Muerte de la Maestranza Central de San Bernardo” (http://aquiestanlosquenoestan.iespana.es/snbdo.htm) Arturo Velázquez, trabajador de la maestranza afirma que fue él el fundador del diario “La Herramienta”, periódico socialista que se repartía al terminar la jornada laboral.

Respecto a los Viajes

Ferrocarriles del Estado, con el fin de garantizar que la mayor parte de la población chilena pudiese viajar, implantó las siguientes medidas: una tarifa especial de “viajero frecuente” destinado a comerciantes y agentes que deben transportarse frecuentemente en ferrocarril por motivos de negocios. También se hacían rebajas por comprar más de tres boletos. A las compañías de teatros nacionales, a los profesores y a estudiantes se les descontaba el 50% al comprar sus pasajes. En los congresos o convenciones de profesionales y eventos de alcaldes o partidos políticos, Ferrocarriles del Estado también aplicaba tarifa rebajada.

Y para garantizar el traslado de las mercancías Habían diferentes tipos de carros en los ferrocarriles, entre ellos estaban: carros rejas para el transporte de frutas, verduras y animales; carros estanques para trasladar petróleo y bencina; carros bodegas (totalmente cerrados) para la mercadería y la carga delicada o susceptible de extravíos; carros cajones (sin techo) para movilizar carbón de piedra, minerales, arena, ripio; y carros planos (sólo con una plataforma), estos se ocupan para las maderas, fierros en barras y maquinaria.



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